SUICIDIO: DILEMA TEOLOGICO-MORAL E INTERROGANTE PSICO-SOCIAL

POR TELESFORO ISSAC Durante los últimos meses se viene difundiendo numerosa información y noticias de intentos o hechos de suicidios en muchos pueblos del mundo y particularmente en el país. Es preocupante lo que está sucediendo a todos los niveles de la sociedad, y se debe estudiar el porqué de esta ola de funestos hechos. Estas investigaciones deben ser llevadas a cabo por dirigentes religiosos, miembros de los medios de comunicación, y primordialmente por profesionales de las ciencias sociales y médicas. Se debe buscar formas para alertar, prevenir y ofrecer asistencia en casos de sospecha o intentos de auto destrucción. El suicidio es uno de los males que más conmueve los seres humanos de la Civilización Occidental, ya que es un acto considerado bochornoso que avergüenza a los familiares, muestra deficiencia en la fe y práctica religiosa, da evidencia de inestabilidad emocional, ausencia de espiritualidad, y lastima a la comunidad en general. Para el abate, Francisco Desfontaines, 1795, “el suicidio es el acto por que un individuo, deliberadamente, se provoca la muerte”. Por un lado, la religión cristiana ha mantenido el concepto de que es violación a los principios fundamentales de la persona por atentar contra su propia vida mortal, y por tanto, es pecado, y se pierde la posibilidad de salvación. Es un dilema que amerita ponderación, esclarecimiento y definición, basados en los principios teológicos morales. Por otro lado, las leyes de algunas naciones estipulan que el acto de suicidarse es delito, y tiene sanción penal. En muchos casos, la persona que atentaba con su vida, pero no logro su cometido, era enjuiciada y condenada por la ley. En tiempos pasados, y aun hoy, el hecho de atentar o quitarse su propia vida, se consideraba una fatalidad de clase inmoral e ilegal. Los avances de los estudios del comportamiento de los seres humanos, las ciencias sociales, y en particular, la siquiatría/sicología, comenzaron a afirmar que el suicidio era debido a trastornos mentales, tales como síntomas mixtos de: locura transitoria, alteración emocional, extrema ansiedad, depresión, impulsos causados por vergüenza, venganza, desengaño, pérdida de la fe, desgaste de la esperanza, estado de sentirse rechazado, o de no ser amado o saber amar. Es de notar, que un número considerable de los que se privan de su propia vida, son descendiente de parientes de tendencia suicida. Para los religiosos de la fe cristiana, la persona que cometía suicidio perdía toda posibilidad de ser parte de la comunión de fieles, y se le negaba el ritual del entierro eclesiástico; y de no morir, la persona se excomulgaba, por el hecho mismo. El muerto por suicidio, era enterrado en un lugar aparte en el cementerio, y de forma diferente a la tradicional. Entre muchos cristianos, aún perdura la consideración de las causas que inciden al suicidio, como diabólicas, inmorales y atentatorias a la voluntad de Dios; más sin embargo, se está poniendo atención a las causas que infligen en el suicidio, y es notable algunos cambios en la mentalidad de los observadores y estudiosos de esta vergonzosa cuestión. Es recomendable fomentar y establecer especialistas en centros de asistencia psico-sociales, con líneas telefónicas y otros medios de inter-comunicación, a fin de ofrecer asistencia para orientar, prevenir y desactivar intenciones de suicidios. Telésforo Isaac Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana